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Un
comprometido profesor de preparatoria explica, tanto crítica como
creativamente, por qué enseñar poesía en las escuelas es tan complicado e
importante.
Fotograma de Dead Poets Society, con Robin Williams
“La
poesía permite que los maestros enseñen a sus alumnos cómo escribir,
leer y comprender cualquier texto. La poesía puede dar a los estudiantes
una salida sana para dar cabida a sus emociones”, expone Andrew
Simmons, profesor de literatura, en una carta abierta publicada en The
Atlantic. Lo cierto es que muchos profesores de literatura, al menos los
que realmente están comprometidos con lo que hacen, piensan lo mismo
que Simmons, pero ninguno ha escrito un ensayo tan claro de los pros y
contras, posibilidades y las desventajas, de enseñar poesía en la
preparatoria. De esta manera su artículo da voz a los problemas de la
enseñanza de poesía, y al mismo tiempo esclarece algo fundamental para
el estudiante. La poesía no sólo es poesía, es una herramienta para el
mundo.
La
poesía preparatoriana sufre de un problema de imagen. Piensen en la
escenas de La sociedad de los poetas muertos, jóvenes de mejillas
rojizas parados encima de mesas recitando versos, o en imitadores
fachosos de Dickinson soñado despiertos en bancas del parque, llenando
diarios con patrañas nocivas de panfleto. […] Siempre he rechazado estas
malas caracterizaciones nacidas de la ignorancia, las malas películas y
la enseñanza poco inspirada”.
Sin
embargo, Simmons tampoco llena sus clases de Ezra Pound o T.S. Eliot.
No lo hace porque, como él apunta, “ama la poesía”, y la “poesía tiene
que convertirse en una idea tardía, un suplemento, y no algo que se
estudia por sí mismo”. Esta dicotomía de amar los poemas pero no querer
lapidarlos al deconstruirlos textualmente se dirige a algo importante:
enseñar poesía es una herramienta para entender otras disciplinas de la
academia y de la vida, pero la poesía en sí tiene que ser una
experiencia poderosa, individual.
A
los estudiantes que no les gusta escribir ensayos les podría gustar la
poesía, con su escasez de reglas fijas y su afinidad con el rap. Para
estos estudiantes, la poesía podría ser un portal hacia otras formas de
escritura. Puede enseñar habilidades que sirven en otros tipos de
escritura; por ejemplo la dicción precisa y económica.
Fotograma de Dead Poets Society, con Robin Williams
En
su trabajo, los poetas no obedecen reglas tradicionales de escritura.
La poesía puede enseñar convenciones de escritura y gramática al mostrar
lo que pasa cuando los poetas se despojan de ellas o las pervierten
para crear un efecto. Dickinson a menudo capitaliza los sustantivos
comunes y utiliza guiones en lugar de comas para denotar cambios
repentinos de enfoque. […] Cummings, por supuesto, se revela por
completo. Usualmente rehúye de las mayúsculas en su poesía proto-mensaje
de texto.
Los
maestros deben producir amantes de la literatura y también críticos
agudos, y formar un balance entre enseñar escritura, gramática y
estrategias analíticas y luego también ayudar a estudiantes a ver que la
literatura debe ser misteriosa. “La poesía sirve esta función
perfectamente”, anota Simmons.
El
artículo en su totalidad es una buena exposición del papel de la
literatura en las escuelas de este siglo. Pero también tiene un valioso
enfoque hacia la importancia de que la poesía no debe ser algo “que se
resuelve” en clase. Debe ser algo que sólo sigue generando efectos en la
mente de quien la leído y la amado, como él.
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